Aunque muchas personas consideren el día de San Valentín como una fecha puramente comercial, a mí me parece una ocasión estupenda para analizar qué aspectos de nuestra relación están fallando y ponernos manos a la obra para mejorarlos. Si no os paráis a observar las señales que os indican que algo anda mal en vuestra relación, es muy probable que os acabéis dirigiendo al fracaso.
¿Qué mejor regalo podrías hacerle a tu pareja que ofrecerle descubrir juntos las claves del amor y de las relaciones?
A continuación veremos algunas de las señales que sin duda abordaran nuestros expertos durante el Congreso de Relaciones de Pareja. Es el momento perfecto para tomarte un tiempo y ponerte a analizar tu relación de pareja, ¿no crees?
- ¿Os habéis establecidos en la rutina y te preguntas qué puedes hacer para combatirla? Como bien sabéis, con el paso de los años, la pasión se ve afectada y la relación puede caer en la rutina. A menudo son suficientes pequeños detalles para mantener viva la llama del amor como, por ejemplo, un mensaje o una llamada, una mirada cómplice, una sonrisa, un abrazo o cualquier detalle inesperado. La improvisación, la novedad y la creatividad serán vuestros aliados.
- No hay diálogo. Desgraciadamente, ocurre con mucha frecuencia. Prueba fijar un encuentro a la semana, libre de distracciones (móvil, televisión, etc.) para hablar con tu pareja de las cosas que os preocupan, de vuestros deseos, intereses, etc.
- Controlas a tu pareja (o ella a ti), decides como se tiene que vestir, chequeas su móvil, su Facebook, etc. Cuanto más intentes controlar a tu pareja, más se distanciará y menos confianza tendrá. Los celos pueden llevar a la ruptura de la pareja ya que la confianza es la base de toda relación. En este caso, lo mejor es la comunicación, expresar los sentimientos que uno tiene, sin acusar al otro. También ayuda discutir los pensamientos celosos y debatirlos, buscando argumentos en contra. Y si es necesario, la persona celosa puede pedir ayuda a un psicólogo para trabajar las inseguridades y los miedos que la llevan a desconfiar tanto.
- No tenéis vuestro propio espacio. A veces un miembro de la pareja se vuelve demasiado absorbente, piensa que las parejas deben hacer todo juntos, cuando en realidad tener su propio espacio enriquece la relación. También nos encontramos el caso opuesto, de parejas que no se dedican un tiempo juntos. Por ejemplo, la pareja puede resentirse tras el nacimiento de un hijo y por ello, es bueno planear un espacio, tal vez una vez al mes, donde poder reencontrarse con la pareja. Como todo, la clave está en encontrar un buen equilibrio.
- “No soporto cuando mi pareja hace eso”. Todos tenemos nuestros defectos y nuestras manías. Debemos aceptar al otro tal y como es, de forma incondicional. La convivencia implica ser capaz de adaptarse al otro y saber ceder de vez en cuando. Amar es comprender.
Y recuerda, una pareja sana no es la que no tiene problemas sino la que tiene capacidad para resolverlos.
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